Pocas manifestaciones culturales son capaces de sacar a la calle a más de 10.000 personas. Ayer lo hizo la Tauromaquia, que se reivindicó en Castellón más allá de cualquier sigla política. Se manifestó la gente de la calle, de los pueblos de Castellón, València, Tarragona, Barcelona, Teruel o Navarra. Se manifestaron que matienen contacto directo con el toro, lo admiran y respetan con pasión y además pasan por taquilla o ponen dinero de su bolsillo.
No había más que eso, que es bastante. Cultura en su más amplia diversidad artística y antropológica; riqueza ecológica y económica reivindicándose de forma cívica y ejemplar de libertad de expresión.
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