23 septiembre 2014

#bousalgemesí14/ toreo en versión original y adaptada

Juan Antonio Navas, toreo en versión original al quinto. VÍDEO

Tampoco decepcionó la segunda de las novilladas sin picadores pregramadas dentro de la Setmana de Bous de Algemesí. Otra novillada de Jandilla y Vegahermosa para poner las peras a cuarto. Hoy, menos aparatosa y fuerte que la de ayer. Pero con su seriedad y sus muchas embestidas. El público respondió como siempre, como todos los días. Casi lleno en el cuadrilátero de Algemesí, la Fiesta vivida intensamente mientras por fuera cuatro voces con amplios altavoces tratan de intoxicar los que un semana ejemplar creada y sostenida por el pueblo, que invierte y genera riqueza --económica, social y cultural-- al mismo tiempo. Pero eso merece otra crónica.

El Trofeo Naranja de Planta tiene serios candidatos. Vaya que sí. La víspera dos --Cristian Pérez y Robert Beltrán-- se partieron la cara y se jugaron la propia vida con absoluta dignidad. Todavía tan por hacer y ya con esas cosas de toreros que asustan e imponen respeto. Y en la segunda de las novilladas picadas hubo uno que se puso a torear con los vuelos con expresión, encaje y concepto de pureza y hubo otro que primero dijo saber torear y luego se adaptó al ambiente más festivo de los cadafals.

Éste fue Tomás Úbeda, un francés de cara y mirada despierta procedente de la Escuela de Nimes, que se abrió con soltura de capa y a su primero le dejó un par de series con entidad. Una, sobre la diestra enroscada con temple y muy vertical llevando hacia adelante el poco ímpetu de su primero novillo. Pero luego en su segundo turno se fue directo a montar el show. Se olvidó del toreo fundamental, sonrió a la juventud y se descaró. Adornó con floridos remates, echó las rodillas al suelo... y de repente ligó tres saltos de la rana. Que ya hay que tenerlos bien puestos y un descaro innato para irse por peteneras sin apodarse El Cordobés. Faena muy bullanguera cerrada de estocada suficiente y con petición no aceptada. El palco matuvo la seriedad mientras la plaza encumbraba a su nuevo y efímero héroe. Tomás Úbeda, qué iba a hacer, besó la arena mojada tras la lluvia de hacía un rato y se dio un vuelta al ruedo entre gritos de torero, torero. Sin duda había sido el toreo en versión adaptada. La pena sería conocer se optó por la tralla por consejo de alguien de confianza, porque sin duda sería un pésimo consejo.

El toreo en versión original lo realizó Juan Antonio Navas, de la Escuela de València. La versión del clasicismo y el gusto, con ganas y capacidad de torear con los vuelos con encaje de riñones y sin retorcerse. Muy buenas las maneras que demostró con su primero. A su segundo lo recibió con variedad. Al natural dejó muletazos de enorme factura a ese quinto y último. Ligó el toreo, asentó las plantas y le puso pellizco al guiso con la seriedad y sobriedad del toreo más clásico y puro. Faena de premio gordo sin discusión, sobreponiéndose incluso a una fuerte voltereta en exceso de confianza. Pero la espada mandó todo al garete. Bueno, todo no. El premio solo. La sensación haber visto torear a este Juan Antonio que se apellida Navas con la zurda y los vuelos de la muleta se ha quedado para una buena temporada.

Y por segunda tarde consecutiva, apuntar la actuación destacada del sobresaliente Santiago Sevilla en los dos quites artísticos que le permitieron. De gran firmeza el instrumentado al quinto con el capote a la espada, a pie firme y echando la pata adelante. En cambio, preferimos no entrar en la actuación de un rejoneador local que se presentaba por primera vez en público. Ni era el momento, además porque justo cuando salió su eral empezó a llover con intensidad, ni era la cuadra ni la preparación ni al final se pudo hacer cargo de la muerte del novillo. La Tauromaquia merece un respeto, y lo sueños, sueños son.


Algemesí, 23 de septiembre de 2014. Cuarta de la Setmana de Bous. Erales de Jandilla y Vegahermosa bien presentados, nobles en general para Tomás Úbeda (ovación y vuelta al ruedo) y Juan Antonio Navas (ovación en ambos). El rejoneador local Vicente García lidió un eral vareado de Valdemoro (ovación de los paisanos). Casi lleno (algo más 3.500 espectadores).

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