11 junio 2014

la gran belleza... versión nimes (donde la piedra da vida)


Por momentos me creía inmerso en La gran belleza versión nimeña. El ritmo desenfrenado o el amplio abanico de ambientes de día y noche, a mediodía y de madrugada. Es Nimes y su feria. El centro de todo, su anfiteatro romano dos veces milenario y el toro que es cultura capaz amalgamar al pueblo (a todo el pueblo) y dotar a la piedra de vida, más allá de la vida contemplativa. Para el que va de fuera y se hace 700 kilómetros también es envidia en un baño de diversidad cultural compartida y de respeto democrático. Vamos, que ni rastro de Le Pen.

Eran las tantas y la fiesta era cosa de todos. El ritmo perfecto se asemejaba a esa magnífica escena de cine mayúsculo con que arranca La gran belleza y en la que Geppe Gambardella ejerce de anfitrión. Diría que incluso Nimes por naturalidad y cantidad de recursos mejoraba aquello. Un restaurante vietnamita salía a la calle y montaba como cualquier otro su particular verbena. De la Feria de Nimes no queda nadie fuera. Cualquier espacio era bueno para amar sin complejos y mostrarlo. Pedían la foto con ansia y más ansia, se besaban y preguntaban: "¿Dónde podremos ver las fotos?"


Aquí...

La tauromaquia es cultura desde todas sus vertientes, es punto de partida y eje de la gran festividad de la ciudad. Su principal sustento es el respeto. Si vienes de una sociedad acomplejada, donde cuesta encontrar un referente físico pese a llevarlo grabado, como quien dice, en el adn cultural, el contraste es mucho mayor y no deja de agrandarse a cada paso. Con toda la luz del mediodía...


Cuando cae la noche y el mítico grafiti de José Tomás observa...


O en cualquier garito. En uno de esos en el que pancartas a favor de un frente de izquierdas (front de gauche) no desentonan junto al inmenso cartel de toros y toreros para este feria de 2014.


Cualquiera es capaz de sentirse un poco Geppe Gambardella y un día así bien merece una botella de champagne francés para tres, así cueste la broma 30 eurazos.


Porque el colmo ya es tener al dj de turno en otro garito en plena batalla soltando canciones bajo la cabeza de un novillo y detrás, en el plasma, el Canal+ Toros con Molés en pleno reportaje con los Miura. ¡Y a nadie se le rasgan las vestiduras!


Está claro que la piedra es vida en Nimes. Que cuando el coliseo romano palpita, palpita toda la ciudad. O vibra, siguiendo el rollo de los amigos de València Vibrant. Dos llenos y otro casi lleno en un par de días. Por encima de las 40.000 personas, que se dice pronto, y todo el rebote en las calles. La Feria marca la pauta, la manifestación cultural de la tauromaquia genera riqueza y pluralismo. Diversidad. El toreo en Francia sí que no es nadie; es todos. Menudo placer. Es incluso de los que llevan tatauda la fuerza con el Che Guevara y el corazón con el toro.


Por eso el futuro sonríe, sueña y mira el trofeo que le ha lanzado el matador con la misma felicidad que si lo hubiese conseguido él...



Si el valor del triunfo o la presencia del toro en la arena nimeña estuviera a la altura de la riqueza y el respeto que se palpa en la calle, eso ya sería la releche. Pero la verdad es que en dos días en Nimes, fueron tres festejos arrojados al monoencaste y su monotonía. Sólo Fuente Ymbro marcó diferencias. Se abrió la Puerta de Los Cónsules por dos veces en exceso de generosidad, pese al escaso toreo realizado. Pero todo esto ya lo contamos en otro post.
 

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