23 julio 2012

feria de julio/ el parralejo saca nota y jorge expósito se va por la puerta grande

Plaza de toros de València, 22 de julio de 2012. Feria de Julio, primera de abono. Novillada sin picadores. Erales de El Parralejo, de correcta presentación, los tres últimos con más remate. Encastados, con motor y cierto genio. Los mejores primero, quinto y sexto. Pedro Jesús Marín (silencio en ambos), Jorge Expósito (oreja en ambos, salió por la puerta grande) y Aitor Darío (ovación y silencio). Algo más de un tercio de entrada (sobre los 3.500 espectadores). [VÍDEO]

El inicio de la Feria de Julio fue esperanzador. Domingo, calor y calma chicha en la ciudad. Las calles de Valencia poco antes de las siete de la tarde parecían como si hubiesen alargado la siesta. Pero la plaza de toros de València presentaba otra realidad, otra cara, un aspecto más despierto. Algo más de un tercio --cerca de medio aforo-- para ver una sin caballos con tres nombres que provenienen de Albacete, Algemesí o Cuenca y que a lo mejor que pueden sonarle a alguien es a futuro y una eralada que dio importancia a todo lo que sucedió allí.

Los de El Parralejo volvieron a confirmar lo que ya quedó claro en Fallas con aquella tarde imborrable en la que sorprendió Román. Erales encastados, bravos, con pies, con fuerza y cierto genio, que metieron la cara cuando se les hacia todo bien o mejor y alguno que otro incluso pidió a gritos el puyazo por poderes. Si alguien triunfo de todas-todas fue la ganadería de El Parralejo. Otra vez.

El temple y recorrido del primero, cómodo de pitones, con el hocido haciendo surcos, fue puro placer. Pedro Jesús Marín no enganchó por delante una embestida que se venía siempre muy entregada. Pese a la nobleza, prevaleció el eral durante la faena. Marín demostró cierta clase con la zurda y con la espada no anduvo fino. Y sí, era de lío y bien gordo...

Jorge Expósito, en cambió, es con la espada todo entrega y por ahí amarró su triunfo. El primero de su lote fue quizá el de peor condición: por protestón, siempre berrando desde que notó los arpones y se le exigió. Expósito jugó su otra baza: su zurda. Más suave en su expresión y con mayor mando que la diestra. Por ahí llevó mejor una faena de altibajos y cerrada de una espadazo fulminante cobrado a toma y daca. De esos que valen la oreja.

Si al segundo le dio por protestar, el tercero de El Parralejo sacó genio. La diferencia es que mientras uno apenas quería ir, el otro iba con todo y a mala leche, y no se le podía dar excesivas ventajas. Eral de distancias concretas, de engancharlo por delante y no dejarse sorprender. La ternura de Aitor Darío hizo de la faena un tuya mía. Buen concepto de capa y muleta, lo mejor lo dejó en una serie en redondo en la que se reunió en los medios con el exigente eral. Ya al final, dio ventaja, retrasó la muleta y se llevó una de las tantas volteretas que tuvo la tarde. La espada se le fue baja. Saludó una ovación.

Geniudo fue le cuarto. Marín se mostró dispuesto en todo momento yéndose a porta gayola, pero después su labor estuvo marcada por el ritmo del eral. Lo mejor con la zurda, ahí tiene trazo y empaque su breve muletazo. Eso le falta: adelantar las telas como debiera. También mejorar a espadas. Acabó con su paliza tras algún que otro trompicón.

El quinto tuvo ya seriedad en sus formas. Expósito mandó mejor a izquierdas y manejó con acierto las distancias y terrenos del tercio. Le faltó sentir más aquelló, la embestida del Parralejo y no solo en los de pecho en los que se reboza de toro. Pero con el epílogo acortando distancias y la decisión para tirarse a matar y dejar pinchazo y estocada tendida, le aseguró una puerta grande que si bien puede antojarse un exceso, debe servir para corregir defectos y pulir sus claras virtudes con mayor ilusión.

Aitor Darío se encontró en sexto lugar a un eral ya con ciertas cosas de utrero. Un puyazo no le habría venido mal del todo. Sin duda fue el animal de más cuajo y poder. Por abajo se templaba y a la mínima ventaja se te subía a la chepa. Darío sacó diversos pasajes de toreo ligado entre otros en los que el mando lo ponía el del Parralejo para cerrar un claro triunfo ganadero en la primera tarde de toros de la Feria de Julio.

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